Pero esto no ha sido así, de manera que voy a modificar un poco la estructura planteada inicialmente.
Se hubiera comenzado por el guión literario, el cual se incluiría aquí.
Tras él, os iría colgando, en diversas entradas, el guión técnico de cada una de las escenas del corto.
De esta manera, no se os haría tan pesado leerlo.
Pero esto no va a poder ser debido a las limitaciones de tiempo, por lo que, en su lugar, lo que voy a hacer, es lo siguiente:
A continuación os voy a dejar la que sería la secuencia inicial del segundo guión (no acabado).
Dado que esa secuencia inicial es un discurso, un monólogo interior, no habría mucho que explicar sobre la parte técnica, ya que serían escenas típicas de alguien colocando y recogiendo cosas en su casa. Lo único diferente a anotar sería que dichas escenas estarían en primera persona o serían planos generales, con una iluminación muy tenue y pobre, creando una atmósfera ciertamente insana y lúgubre, donde algunas de las habitaciones por las que pasa nuestro protagonista tienen un ambiente extrañamente enfermizo.
Ya que no hay una excesiva concreción en las escenas de acompañamiento del inicio, no voy a haceros una entrada con su parte de guión técnico, sino que incluiré alguna anotación en esta misma entrada, donde se desarrollaría el llamado guión literario.
Para este guión, el enfoque escogido es ligeramente más oscuro que en el anterior.
En este caso, la historia giraría alrededor de un asesino en serie.
Lo que veríamos sería un día en la vida de este personaje. Pero no sería un día cualquiera, sino uno en el que las cosas, por primera vez, se le complicaron demasiado debido a detalles que, por norma general, no solían tener importancia.
Hasta aquí puedo leer.
Sin más, a continuación os dejo el guión de la secuencia inicial del corto.
La parte técnica os la añadiré como anotaciones dentro de esta entrada.
Siento no haber podido realizar y presentaros todo el trabajo.
Tal vez algún día lo termine.
Podéis comentarlo, criticarlo, alabarlo, destrozarlo,...
¡Creatividad a juicio de cada uno!
¡Espero que os guste!
A DAY
By
Christian González Rellán
- SECUENCIA INICIAL
INTERIOR CASA
A medida que tiene lugar la narración, se suceden imágenes, escenas, todas en primera persona o en fuera de campo.
Entre dos habitaciones y un pasillo en el medio. Ambas habitaciones, así como el pasillo, están llenas de cosas, la mayor parte ordenadas, pero algunas desordenadas. Iluminación muy fuerte en puntos concretos, creando contraste con las partes menos iluminadas, las cuales estarían casi en penumbra.
En este escenario, alguien coloca y mueve cosas.
Voz en off
NARRACIÓN (voz en off - El tono utilizado comienza siendo grave, propio de un narrador, enfatizando las partes necesarias. Hacia la mitad, el tono de narración se vuelve diálogo interior, monólogo. Se habla a sí mismo como si se estuviera contando una historia ajena aunque identificable consigo mismo):
“No podía llegar a tener un gran número de trofeos. No podía y lo sabía. Le llevaba demasiado tiempo conseguirlos. Todo el proceso: La selección, la investigación, la preparación, la acción, la limpieza y, por último, la colocación (aunque él prefería pensar en que estaba archivando para la posteridad). Demasiado tiempo. Había comenzado con 14 años y, teniendo en cuenta que no ocurriera nada inesperado (lo cual era posible) y la media de esperanza de vida, podía calcular que llegaría a tener una colección, aproximada, de unos 70 a 140 trofeos. Un gran margen entre ambas cifras, sí, pero también era grande el margen de error. Tardaba entre 6 meses y un año en obtener cada uno de los trofeos, todo dependía de lo complicado que se pudiera volver el proceso. Demasiado tiempo. Pero era meticuloso, y hasta obsesivo. Sin embargo, tenía la satisfacción y el consuelo de que el número de trofeos aumentaría gracias a piezas menores, los animales, ya que no distinguía entre ellos y los seres humanos.
Tenía 33 años (buen número, la verdad) cuando, por primera vez, le asaltaron ciertas dudas.
Se consideraba a sí mismo un burgués, forma de vida repugnante. Siempre tuvo todo lo que quiso, cortesía de unos padres que no supieron hacer otra cosa. Pero pronto se cansó, y comenzó a odiar todo lo que conllevaba vivir así.
Por suerte, sus padres ya habían desaparecido. Fallecido, se podría decir –se ríe-.
Entonces, ¿tenía sentido continuar con aquello, cuando él mismo formaba parte, desde su infancia, de ese sistema de vida y comportamiento?
Sí.
7 meses y 23 días. Arduo trabajo, pero era una buena marca.
Lo que no entendía era cómo había llegado a ocurrir aquello.
Ya no era un novato en su trabajo, y resultaba ser tremendamente meticuloso en todos sus pasos.
Pero ocurrió.
Y tan sólo pudo reaccionar.
Le apetecía un cigarrillo en aquel preciso momento, nada más. Y salió a fumar.
Por suerte se percató de aquel destello a lo lejos. Probablemente fue eso lo que le salvó.
Puto tabaco…”
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